2007-12-20

El Derecho de remuneración por copia privada


A continuación un contundente texto académico sobre el "canon digital" escrito por El Estado del Derecho



Este discutible derecho se regula por primera vez en la Ley 22/1987, de 11 de Noviembre de Propiedad Intelectual, ulteriormente reformada en 1992 y más extensamente en 1994. Ahora se anuncia una nueva reforma mediante la Ley del Impulso a la Sociedad de la Información.

Esta mutabilidad de la regulación pone a las claras la falta de fundamentación segura para el pretendido derecho de los autores y titulares de derechos afines a recibir una remuneración por copia privada; es decir, por reproducir una obra para uso privado del copista. Para esta reproducción no es necesaria la autorización del autor, pero sin embargo se somete el copista a la obligación de remunerarlo en los términos legales y reglamentarios.

Se ha discutido acerca de la naturaleza de la obligación en cuestión. La posición más plausible parece la que le otorga carácter de obligación legal que, como dijera el ilustre civilista Prof. SANCHO REBULLIDA, es un modo de designar cualquier deuda que no tiene otra causa típica y sirve para calificar aquellos casos en los que “el deudor no sólo no ha pretendido llegar a serlo, sino que no ha realizado hecho alguno sobre el que pueda fundarse su obligación”.

Lo cierto es que el llamado “canon digital” constituye el medio de remunerar a los autores el derecho de que se trata, pero es claro que, como se prescinde de saber la obra y el autor que ha sido objeto de copia privada, la remuneración tiene que hacerse al conjunto de todos ellos mediante un sistema de reparto que alguien debe gestionar. A su vez, también del lado pasivo de la obligación no hay más remedio que considerar como una masa al conjunto de los deudores, colocados ante una situación que abre la posibilidad de efectuar una copia privada. Sobre esta masa pesa la obligación de remunerar el supuesto derecho de los autores.

Situados en el plano de los colectivos se hace imposible dar a la cuestión un tratamiento jurídico propiamente tal, como no sea el que genera la voluntad arbitraria de quien impone la Ley.

Porque la obligación no puede considerarse incluida en ninguna de las categorías de las obligaciones con pluralidad de acreedores o de deudores, en concreto en la categoría de las obligaciones solidarias; cada supuesto deudor debe una parte de la supuesta deuda.

Pero lo que de veras es inaceptable aquí es el modo como quiere solventarse el pago de la remuneración del derecho por copia privada. Es más que dudoso también que exista tal derecho. El Derecho de Propiedad Intelectual no es verdaderamente una manifestación del derecho de propiedad stricto sensu . Es únicamente la manera de designar el modo de remunerar a los autores de la obra su esfuerzo creativo por el simultaneo goce que respecto de ella puede realizar toda la colectividad. Es indudable que el derecho de autor favorece la creación y el desarrollo de la cultura, pero también lo es que, de llevarlo demasiado lejos, se verá irremediablemente expuesto, con razón, a la critica de la propia sociedad y a la falta de aliento para la defensa rigurosa de los juristas.

Mucho más justificada estará la critica cuando a nuestra altura histórica no se duda en vilipendiar la propiedad ligeramente calificada napoleónica, mientras se intenta construir el Derecho de Propiedad Intelectual sin cuidado de sus racionales (y por eso, jurídicos) límites que vienen ante todo impuestos por lo que todos y cada uno de los autores deben en su acción creativa a la sociedad en que la desarrollan, incluyendo en ello las ideas y creencias de las generaciones anteriores lo mismo que han de tenerse en cuenta las posteriores que seguirán dialogando –como ahora se dice- con la obra.

Si además de todo lo anterior se piensa que la gestión de las ingentes cantidades recaudadas por el canon digital por las entidades de gestión se realiza sin costo para ellas así como con la mayor opacidad de los criterios de reparto de esas cantidades, se comprenderá que está más que justificada la negativa a aceptar tan sedicente obligación contraída para satisfacer el no menos supuesto derecho de remuneración por copia privada.

2007-12-14

El gran logro de la revolussión



En la habana mantuvimos una larga y animada entrevista con un médico del afamado sistema cubano de salud. Nos contó cosas espeluznantes. Cosas de las que podéis enteraros en http://es.youtube.com/watch?v=5nEcuILQz54 , http://es.youtube.com/watch?v=TD7mLp9j-3k&feature=related .Nos llamó mucho la atención, por ejemplo, el sistema que allí aplican al control de la natalidad, que hace que en la actualidad Cuba tenga unos niveles de natalidad semejantes a los de los países más desarrollados. Este dato, por cierto, se manipula para apuntalar el régimen, señalando que los niveles son bajos porque el desarrollo del sistema de salud y de bienestar social es semejante al del primer mundo. En Cuba se practica tal actividad abortiva que los nacimientos han disminuido de manera altísima. Cuba comienza a ser un país de viejos.

Dentro del sistema de propaganda comunista cubano la disminución de la mortalidad infantil es una de las principales bazas. Por lo que además reciben ingentes donaciones de las organizaciones internacionales. Pero los niveles de mortalidad infantil sólo muestran cifras a lo sumo del primer año. Fuera de los balances y estadísticas quedan los mayores de un año, disparándose ahí la mortalidad infantil. La práctica del aborto preventivo es tan habitual que en cuba, desde hace ya muchos años, no nacen niños con seis dedos o con malformaciones semejantes. A la mínima posibilidad de malformación o peligro para la salud del feto se aplica el aborto preventivo. Semejantes criterios se aplican en el caso de la madre.

Por lo demás, es muy difícil que un cubano pueda tener una atención sanitaria decente. Si un cubano ingresa en un hospital ha de llevar consigo un cubo, para que la familia pueda recoger agua y lavarle o para que pueda hacer sus necesidades, pues incluso algo tan básico en un hospital como es una cuña es prácticamente imposible de encontrar.

Los enfermos de VIH son internados en campos de concentración durante un periodo indeterminado, hasta que un tribunal formado por agentes político-sociales, médicos, militares y policías determina que puede salir, en base a parámetros también indeterminados, pero en los que pesa mucho el comportamiento social del individuo. Lo bueno de ser enfermo de SIDA en Cuba es que tienes un cuarto de libra de carne más al mes, lo que hace que se estén dando casos de autoinfectados con el virus. Algo que, aunque me lo contaban, me resulta tan espantoso que prefiero no creerlo. Y ello incluso cuando era un infectado por el virus el que nos lo decía.
La medicina en Cuba: http://es.youtube.com/watch?v=WjeMkwq_Z_4&feature=related

2007-12-12

Durango 95


La noche se echaba sobre nosotros cuando circulábamos por una carretera cubana en dirección a Cienfuegos, donde nuestro contacto, el hombre del plan, había organizado una reunión clandestina.


Circular por las carreteras y autopistas cubanas es ciertamente complicado, diría que incluso peligroso. Por la noche los vehículos llevan dadas las largas, y no para fastidiar a los que vienen de frente sino para poder ver a la multitud de vehículos de tracción animal o a los viandantes que pululan por las carreteras. Es normal que se produzcan adelantamientos de camiones, que también transitan, como auténticos amos del parque automovilístico, por esos caminos de Fidel. Todos ellos resultan imprudentes en extremo, pues quién sabe si a la que uno acelera y dobla para rebasar al vehículo que tiene delante le sorprenderá un carrito y su mula o un grupo de cubanitos vendedores de Dios sabe qué.


La conversación sin embargo resultaba amena en nuestro coche, con el hombre del plan explicándonos sus planes y desarrollando interesantes reflexiones sobre el pasado, el presente y el futuro de Cuba y del movimiento que él dirige.


La noche caía, sí, y durante un tiempo incluso cayó la lluvia. La carretera, sin carteles indicadores ni señalización alguna, se confundía entre el humo negro que expulsaban todos y cada uno de los carros cubanos. Los baches también se confundían con los socavones. Y, en fin, el traqueteo llegaba a confundirse con el sonido del motor alimentado por aquella pésima gasolina que allí llaman especial, mezclado con personas, animales y cosas que durante todo el trayecto nos salían al paso. Todo parecía transformarse en una espesa mancha parda hendida a ratos por los haces de luz deslumbrante que los carros nos disparaban a los ojos.


Lo pasamos realmente bien en Cuba, visitando lugares deprimidos por la revolución y desechos por las redes de incomunicación que proporciona la hermosa isla caribeña. Al final, aquí, en España, uno se da cuenta de que a veces eso que llaman libertad también puede tomar la forma de una carretera convenientemente señalizada.

2007-12-11

Cuando salí de Cuba


Ayer llegué de Cuba, cansado, sí, pero satisfecho por haber podido colaborar con la disidencia en su lucha contra el tirano barbudo y sus secuaces. Esta entrada no es más que una pequeña nota en lo que puedo contar, en lo que debo contar sobre la situación política y vital de los cubanos, y del deterioro de la que antaño fue la perla del Caribe.


La Habana es una ciudad arruinada hasta extremos insospechados para los que no han viajado a la isla o no se han dado una vuelta por el exterior de los espacios turísticos. Los edificios se caen literalmente a pedazos mientras sus habitantes pululan por las calles sin aparente oficio y en busca de constante beneficio. Clama al cielo el contraste entre las zonas turísticas, que en La Habana Vieja no son sino unos pocos metros cuadrados, a lo sumo una plaza, y lo que podemos encontrar a poco que nos alejemos unos metros de ellas. El antiguo explendor de la ciudad se nota en esos edificios cochambrosos que algún día fueron mansiones de estilo colonial o conventos o incluso grandes edificios de estilo internacional y que ahora deslucen sin cristales en las ventanas.


Todos y cada unos de los mitos de la propaganda comunista han de ser derribados, destruidos, triturados para que la "verdadera verdad" de la sanidad o de la educación cubana ocupe en nuestras conciencias el lugar que ahora llenan tan, en puridad, endebles mentiras. No hay que escarbar mucho en ellas. No hay que hacer profundos razonamientos. Basta con visitar Cuba y no permanecer junto a los centros de turismo o de recreo. Basta con ir a algún barrio un poco alejado del centro o dejarse llevar un par de manzanas más alla de la catedral por la curiosidad y las ganas de derribar un mito. Y el mito volará en pedazos.