2007-05-22

Metáfora Política

Es algo muy común en política el uso de metáforas. La RAE define la metáfora en su segunda acepción como la “aplicación de una palabra o de una expresión a un objeto o a un concepto, al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparación (con otro objeto o concepto) y facilitar su comprensión”. Podemos presumir entonces que cuando nuestros políticos juegan con el lenguaje elaborando floridas metáforas lo hacen en virtud de facilitar la comprensión, por parte de los ciudadanos de a pie, de los complicados y arcanos asuntos políticos. Es pues de agradecer que tengamos en nuestros representantes a tan ingeniosos próceres políticos. Sus metáforas nos iluminan la actualidad política diaria, de suerte que sin ella, casi me atrevería a afirmar, nada entenderíamos de lo que acontece.

El fiscal General del Estado ha urdido últimamente unas interesantes metáforas que arrojan luz sobre las penúltimas actuaciones de su ministerio y, por extensión, del gobierno del Señor Rodríguez Zapatero. Por ejemplo, Conde Pumpido ha declarado que en relación a la actuación de la fiscalía contra el posible fraude de la ley de partidos por parte de ETA-Batasuna "ha funcionado el bisturí, no el garrote. Hemos extirpado el cáncer -dijo- sin hacer daño al paciente". No se puede ser más claro, o mejor dicho, más iluminador al plantear en ese sentido metafórico que el gobierno y su ministerio han pretendido salvar al paciente, al partido político ANV al cual, ahora, por si quedase alguna duda, ETA-Batasuna da su total apoyo y reclama a sus bases que voten. Es decir que de haber utilizado una medida contundente, léase el garrote, contra el partido infectado del cáncer etarra este hubiera sufrido daño, incluso podría haber muerto en el proceso de extirpación de aquel engendro tumoral. Por el contrario, se pretendía desde un principio salvar a toda costa al paciente. Ello aun a pesar de que el cancer hubiera podido devenir ya en metástasis espantosa. Y aún más espantosa pudiera ser la propagación de esa horrible enfermedad a otras partes, acaso sanas, del cuerpo estatal, afectando a otros pacientes, como si de un terrible virus mutante cancerígeno, capaz de infectar, se tratase.

El Fiscal General del Estado, bisturí en mano, auxiliado por su habitual equipo de intervención política, ha procedido a la delicada operación de extirpar aquel tumor y aquél no, en aras de la supervivencia del paciente filoetarra. Podríamos interpretar que desgraciadamente su prudencia ha sido excesiva, pues los últimos análisis revelan el inevitable desahucio de ANV. El partido separitista vasco está infectado hasta el tuétano y la actuación de Conde Pumpido y su trouppe ha sido negligente. Hubiera valido más una muerte dulce del partido separatista vasco en manos del afamado doctor que la posibilidad de que este cancer etarra con patas que es el partido ANV se pasee por las instituciones. Pero también se pudiera interpretar la metáfora entendiendo que, desde un principio y por acuerdo entre el paciente y el equipo médico, lo que se pretendía era salvar, directamente, la propia enfermedad. El paciente, y su salvación por razones humanitarias, entonces, no sería más que una excusa, una mera tapadera del verdadero objetivo por el que nuestro buen doctor ha utilizado el bisturí en vez de la muerte dulce.

Pero la última metáfora no puede iluminar la realidad. ¡Cómo imaginar si quiera un médico de parte del cáncer! Es sencillamente absurdo, propio de noveluchas de terror. De esas en las que el científico loco y su fiel equipo conspiran para dar vida a un ser muerto y podrido, que luego escapa de sus manos y se pone a infectar y a matar todo lo que toca. En esas narraciones, encima, el equipo de científicos busca una cura universal que salve al mundo, lo que les hace más patéticos e imprudentes, sin hacer caso a las advertencias de algún colega que les advierte desde el principio de que así no se practica la medicina.

No, no puede ser. No es posible que nuestro equipo de doctores, con el Fiscal General como cirujano estrella y ZP como anestesista de primer orden, hayan llevado a cabo la mayor tropelía que recordarse pueda en la historia de la lucha contra ese cancer que es ETA.

Sin embargo, la realidad española es capaz de superar a la ficción.

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