2007-06-19

La cultura es tortura.


Ayer el 93% de las salas de cine cerraron sus puertas como medida de protesta contra la Ley del Cine que pretende imponer el gobierno. La mencionada ley pretende defender la cultura en su manifestación cinematográfica española y europea frente a la estadounidense, principalmente, aunque también frente a otras, como pudiera serlo la indú. Para ello pretende intervenir el mercado exigiendo a las salas que reserven el 25% de sus exhibiciones cinematográficas para películas de origen español y europeo. La ley de el cine también afecta a distribuidoras, cadenas televisivas, productoras, etcétera, aunque nosotros nos hagamos eco aquí sólo de la parte que toca a las salas en donde se exhiben las pelis.

¿Qué es lo que pretende esta Ley del Cine en realidad? Creemos que lo que pretende es simple y llanamente torturarnos por nuestros pecados culturales. Sí, debemos empezar a entender que las mujeres despechadas cuarentonas que se encuentran a sí mismas y que son capaces de iniciar una nueva relación o una nueva vida de emancipación y felicidad tienen su lugar en el cine; debemos asimilar que los jóvenes chavales de los barrios marginales tienen también su corazoncito, en el que caben el amor, la solidaridad y la amistad más profunda, aunque se vean obligados por las circunstancias a la delincuencia y a las drogas; debemos darnos cuenta de que hay esperanza para todos aquellos que aún son heterosexuales, pues siempre se podrá abrir una puerta de armario; de que la prostitución y la inmigración pueden abrazarse en nuestras entrañas con un lazo de solidaridad y voluntad de cambio. Sí, debemos entender que otro mundo es posible y que para conseguirlo no hacen falta guerras ni políticos que las provoquen, salvo que los enemigos sean los fascistas del 36. Para todo ello, y para más cosas, of course, está la Ley del Cine que obligará a que nos traguemos las películas subvencionadas que no va a ver ni Blas y que por eso mismo deben ser subvencionadas, mimadas y defendidas frente a los enemigos de la Cultura. La ciudadanía, madura a la hora de elegir a sus representantes políticos, parece que no es tan madura a la hora de elegir las películas que quiere ver. La Ley del Cine nos mostrará el camino de la redención que conduce al palacio de la Cultura.
Sin embargo, no dejo de preguntarme cómo una película europea como “La vida de los otros” se ha convertido en una de las más taquilleras del año, que ha cosechado cantidad de premios internacionales y que permanece semana tras semana en cartel. ¿Es que somos tan rematadamente jodíos que vamos a ver esa película alemana sólo para fastidiar al cine español, para mojar la oreja de la enormemente entretenida e imaginativa, a la par que novedosa, temática cinematográfica española; paradigma del cine internacional, luz de luces en las salas de proyección? Efectivamente, así debemos de ser de idiotas, si no... ¿será por otros motivos?

6 comentarios:

Tetra Brik dijo...

Yo, desde luego, sí soy tan 'jodío'. Desde aquellos premios Goya en los que se negaron a portar mensajes contra el terrorismo etarra, mientras los llevaban contra la guerra de Irak, no pago una entrada para ver una película española.

Aunque las críticas que realizas son todas ciertas y buenas para la mayoría de las producciones.

Por cierto, si las salas se guían por la audiencia, ¿no son democráticas?

1brazo

Anónimo dijo...

¿Es democrático el mercado?

Anónimo dijo...

Es de ley decir que la cuota de pantalla reservada a las pelis nacionales lleva desde el 41 del siglo pasado, debido a que en España se doblaban todas las películas. En realidad, la nueva Ley del Cine lo que hace es ampliar el espacio cultural protegido al cine europeo en detrimento, principalmente, del useño.
Sin embargo, para el caso es lo mismo. Las películas europeas son, en general, un enorme tostón, salvo gloriosisimas excepciones. Del cine español... mejor ni hablar... más. Es lo mismo porque, en cualquier caso, se prescinde de la "opinión" de los consumidores en beneficio de la "Cultura". Puede que la opinión de los consumidores esté francamente degradada cuando prefiere ver "Solo en casa 12" en vez de "La debilidad del cosaco" (cine español), lo que decimos es que si no habría que aplicar el mismo criterio a la política y a las elecciones democráticas. ¿No?
(Además es que, a parte de todo, el cine español es insufrible, desgraciadamente y casi sin excepción)

Tetra Brik dijo...

El mercado de San Miguel es democrático. El de la Paz, sito en el barrio de Salamanca, es más bien aristocrático. En ambos casos, la gente tiene varios puestos donde elegir y elige el que por calidad, precio y atención del vendedor le conviene. Los que se adecuan a su clientela mayoritaria según estos criterios,se enriquecen. Los que no, se empobrecen y cierran.

Donde no se puede hablar de procedimientos democráticos es en los casos de monopolio. Y un oligopolio estaría entre medias.

¿Quién demonios es 'anónimo'?

Tetra Brik dijo...

Pero sigo pensando que el problema del cine español es que es antiespañol...

¡Qué se jodan los intelectuales!

Anónimo dijo...
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