2007-06-18

¿Y ahora que pasa, eh?

Consumada la victoria estratégica de la ETA como resultado de lo que se ha venido llamando “proceso de paz”, al hacerse con importantes cuotas de poder político institucional, nuestro presidente se ve en la necesidad de seguir huyendo hacia delante con el fin de prolongar su mandato cuatro años más. Todo ahora giraría en torno a la posibilidad de limitar las posibles acciones de la ETA. Un atentado con decenas de muertos supondría la manifestación evidente de fracaso del principal proyecto de su legislatura (¿le interesa a la ETA un escenario de gobierno del PP?). Fracaso que aún hay quien no acierta a ver, culpando a ETA del mismo o limitando la responsabilidad que tiene nuestro presidente. Por todo ello siguen, y seguirán, los contactos entre socialistas y separatistas de todo pelo, a todos los niveles y en todas las órbitas en el que ambas fuerzas políticas puedan unirse para hacer frente común contra el PP, pues en él se encuentra la única corriente política que de manera efectiva puede acabar con ZP. Hay sectores del PSOE que podrían encargarse de reconducir la situación y de apostar por una política de regeneración nacional, pero están debilitados y son cobardes ante la posibilidad de perder el poder que con tanto ánimo atesoran.

Sólo una suerte de gobierno de salvación nacional, formado por PSOE y PP, podría limitar el desmedido poder político de los nacionalistas y facilitar una unión estratégica que acabase con el poder real que tienen los diferentes separatismos. Pero esto no es más que un sueño. Hoy por hoy no hay ánimo en ninguno de los dos partidos para resolver, de este modo, la dramática situación en la que nos encontramos. Ambos partidos nacionales saben que eso podría suponerles su propia desaparición, pues amplias masas de sus votantes y militantes no verían bien en ningún caso esta posibilidad, con lo que se animaría el desplazamiento de votantes hacia formaciones más radicalizadas que cumpliesen mejor sus expectativas políticas de eso que llamamos izquierdas y derecha.

En el caso del PP también ellos están condenados a pactar con los nacionalistas y ceder a sus cada vez más ambiciosas pretensiones. Las carantoñas que se van produciendo entre CIU y el PP van en ese sentido.

Y sin embargo, ¿qué otras posibilidades nos quedan para desalojar al visionario de la Moncloa? Dudo mucho que algún nuevo partido de izquierda socialdemócrata como el que pretende crear Sabater o los insignificantes Ciudadanos pueda hacerse con el suficiente poder político como para facilitar el nuevo escenario. El PSOE, como estamos viendo, sigue haciendo camino al andar por la senda nacionalista-separatista, radicalizando su postura de construcción de una suerte de España Federal de Asociados, apoyado sin fisuras por sus masas de votantes.
Otros cuatro años de la dictadura implícita nacional-socialista, con la asignatura de Educación para la Ciudadanía funcionando a pleno rendimiento y con la Memoria Histórica en constante adoctrinamiento, supondrían el fin del PP como alternativa política real, minada desde dentro por sus luchas intestinas y por los pactos que de manera individual tuvieran que hacer las distintas fuerzas regionales Populares con quienes fuese. A eso ya se está llegando como hemos visto durante esta legislatura. Una victoria del PSOE de Zapatero en las generales supondría una catástrofe para la derecha... pero mucho más para España.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fracaso que aún hay quien no acierta a ver, culpando a ETA del mismo o limitando la responsabilidad que tiene nuestro presidente

Es que hay gente malísima oye, mira que culpar a ETA de que volver a matar...

Lo que hay encima del cuello tb hay usarlo de vez en cuando, Agur